Te pongo en contexto…
Esta foto es de hace justamente 6 años. Tendido en la hamaca de un Airbnb en el que me alojaba con dos amigos cuando hacía mi visita mensual a Madrid para formarme. Compartíamos ese piso con dos parejas más que nos ocupaban el baño cada vez que queríamos hacer uso de él… ojalá tuviéramos tiempo para contarte cada una de las historias de esos dos años.
¿Recuerdas esa frase de…
«Estaba viviendo uno de los momentos más importantes de mi vida y no me di cuenta«.
Hoy hace 6 años de mis primeras experiencias con el mercado laboral.
De mis primeras crisis existenciales como fisioterapeuta al darme cuenta de que lo que se hace por los pacientes pertenece a siglos pasados.
De que hay compañeros inmersos en una rueda automática más parecida a una industria de enlatados que a un centro sanitario.
¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que uno se mimetice con el entorno y haga «lo mismo que todo el mundo»?
No paraba de repetirme que tenía que salir de ahí.
De que si eso era lo que me esperaba el resto de mi carrera profesional me dedicaría a otra cosa.
Ansiaba pertenecer a un equipo alineado con mi concepto de «ayudar de verdad» a los pacientes.
Con tener medios materiales y un espacio único y diferente a esas salas con cortinas, camillas, aparatejos y pesas de 1kg.
Ansioso de conocimiento leía decenas de libros al mes, iba a numerosas formaciones que acababan repitiéndose entre sí y buscaba acercarme a esas personas que estaban donde yo quería estar.
Yo imaginaba mi clínica así. Lee bien. Un día solo estuvo en mi cabeza.
Esa soledad intelectual, esa asimetría entre tu realidad y la potencial visión que tienes hay que saber llevarla para que no te haga abandonar.
Ahí estaba yo…
Tumbado boca arriba mirando a los árboles y fantaseando con algún día ser capaz de materializar mi «práctica clínica ideal».
✅ Tener tiempo suficiente para poder hacer una valoración en condiciones.
✅ Trabajar principalmente con movimiento y educación en dolor.
✅ Que mi imagen profesional fuera la de un fisioterapeuta al que buscan por problemas serios y no porque han dormido mal y quieren un masajito en el cuello.
✅ «¿Qué me pasa, Rodrigo? necesito ayuda» en lugar de «Vengo a hacerme punción seca y una descarga en los gemelos para no lesionarme».
✅ Pasar al otro lado y poder acompañar en ese proceso de desarrollo profesional y personal a compañeros que se sentían como yo y abandonaban por no seguir soportando esa frustración e impotencia.
✅ Idolatrando a esos docentes que ya vivían la realidad que yo proyectaba.
✅ Fantaseando con tener un salario derivado de una creación mía.
Un espectáculo, el mío.
Un estilo asombroso, mi marca profesional.
Un circo de tres pistas donde ilusionas a tu audiencia.
Sacudir un mercado, el tuyo, y cambiarlo.
Un proyecto memorable que te haga sonreír.
Básicamente empezando a vivir.
El poder de la disciplina
Muy influenciado por mi última lectura, que te recomiendo,
📕 El poder de la disciplina. Raimón Samsó.
Te dejo unas perlas para que entiendas a dónde te quiero llevar…
“Creo que la autodisciplina es algo como un músculo. Cuanto más lo ejercites, más fuerte se vuelve”.
Daniel Goldstein
“No molesten, estoy construyendo una vida increíble”.
“No te metas en lo que no amas al 100%. O en lo que no crees al 100%. Déjaselo a otros que lo quieran más que tú.
“Entre pensar y hacer, elige siempre hacer. El movimiento cambia la química de tu cerebro y te permite ver con claridad.”
“Las personas no suelen elegir lo difícil, sino lo fácil, y por eso sus vidas son tan difíciles.
Y lo expresan así: Es difícil = No lo haré”
“El secreto para salir adelante es comenzar”. Mark Twain
“¿Esta creencia / comportamiento a dónde me lleva?»
¿Cómo…? La respuesta es siempre la misma: “Empieza y descubrirás tu cómo”. No hay un mapa preestablecido, el camino se revela a sí mismo mientras lo andas.
Es mucho mejor que te preguntes cuál es el primer paso, en lugar de tratar de saber cómo será todo el viaje.
“La disciplina personal, cuando se convierte en una forma de vida personal, familiar y profesional, nos permitirá hacer cosas increíbles”. Zig Ziglar
4 ingredientes para tu emprendimiento
- Compromiso total.
- Paciencia sin límites.
- Persistencia a toda prueba.
- Autorresponsabilidad sin victimismo
Todo el mundo tiene buenas ideas en la cabeza, muchos más tienen planes guardados en el cajón, pero muy pocos cosechan sus resultados. Las buenas ideas buscan personas que no les fallen.
Nada de lo que estoy viviendo ahora sería realidad sin ese chico joven, ilusionado, inexperimentado, con una actitud proactiva, comprometido… con ganas de comerse el mundo.
La frustración, el enfado y la impotencia que sentía por vivenciar «la fisioterapia de la calle» no le ganaron la partida a las ganas, la ilusión y el empuje por demostrar que hay otra manera y que se puede vivir de ello.
No busques seguir los pasos de las personas que admiras, mejor sigue lo que ellas deseaban y encontrarás el cómo hacerlo a tu manera. Para tu vida. Para tu realidad.
Adaptación de Matsuo Bashō
Quiero que esto te sirva para…
- No abandonar antes de tiempo y perderte la de cosas maravillosas que pasan al otro lado de tus barreras mentales.
- Ver que todos pasamos por donde tú estás y que el resultado de comprometerte es… ¡la leche!
- Ir a muerte con tus ideas y no mimetizarte con un entorno conformista, vencido y desilusionado. ¡Rodéate de personas que te lleven en volandas!
- Tomar responsabilidad de tu camino. De tu trayectoria. De tu evolución personal y profesional. Para ser ese fisioterapeuta que imaginas… primero debes pensar como ese fisioterapeuta. Nadie va a regalarte nada. Empieza a diseñarlo TÚ ¡YA!
Y ¡recuerda! estás viviendo un momento importantísimo de tu vida. No lo sufras.
Bienvenido a tu comunidad.
Aquí no te miramos raro por querer patear la camilla y llenar tu consulta de hierro.
Pd. Si conoces a alguien que se siente así compárteselo… igual podemos ayudarle.
Rodrigo G. Azcona
Phytsio