Solemos creer que entendemos a nuestros pacientes y por ello dedicamos poco tiempo a explorar más allá de la esfera biomédica. Obviamos o suponemos que conocemos su contexto y situación personal.
Trata de ver y enfocar los problemas «antiguos» o de larga evolución de tus pacientes con una visión fresca.
Un ser humano «mutilado» a cirugías, diagnósticos, pastillas e intervenciones de todo tipo lo último que necesita es que sigamos incidiendo en una esfera más que cubierta (la biomédica).
Dar un vuelco y dirigir la intervención a cómo afecta el problema a la persona y a conocer cuál es su contexto puede dar aire fresco a la orientación de la posterior intervención sanitaria.
Por algo muy simple: LE ACABAS DE DEMOSTRAR QUE TE IMPORTA.
No le hablamos de su hernia, de su tobillo o de su hombro, sino de cómo afecta ese problema a su vida: a su relación con su pareja, a su estado emocional, a sus actividades de la vida diaria, a su hobbie etc.
Y como siempre me gusta recordar: no solo tenemos que hablar y verbalizarle a nuestros pacientes que nos importan, que somos un equipo y que estamos los dos del mismo lado buscando un objetivo común: mejorar su salud y, en consecuencia, recuperar su vida.
Tenemos que demostrárselo.
Vamos a bajar a tierra esto y a poner un ejemplo de clínica. De personas y problemas reales.
La teoría e investigación carece de utilidad si no nos dedicamos a utilizarla para ayudar a nuestros pacientes a diario.
Aquí tenemos a una paciente real que tras una baja prolongada (1 año) por una hernia discal vuelve a su puesto de trabajo. La nueva realidad supone un problema de horario para poder organizar sus sesiones de recuperación. ¡CUIDADO! la variable más importante (la adherencia) no podemos perderla.
¿QUÉ HACEMOS?
Ofrecer soluciones y demostrar con hechos que su salud NOS IMPORTA.
¿Hay que madrugar? ¿Hay que cambiar el día?
Se hace y punto. Con una sonrisa.
Y… ¿te cuento una cosa?
ESO TU PACIENTE LO NOTA.
Rodrigo G. Azcona
Phytsio.